La floresta de las abuelas

Miriám, la madre biológica de mi hija es, ante todo, una mujer generosa, que tuvo que tomar decisiones cruciales ante situaciones muy complicadas. Cuando una madre entrega a una hija en adopción es porque piensa en la felicidad futura de su hija, sobreponiéndose al momento.

Paradójicamente, la violencia que la pobreza estructural del sistema en que vivimos conlleva, también permite que otras personas podamos cumplir algunos sueños, como el de la maternidad; pero quienes somos madres y padres adoptivas no deberíamos olvidar, incluso recordar, que nunca se deja de querer a esa hija que por circunstancias tiene otra familia.

Así, los hilos que con tanto amor y tantas luchas, ayudamos a tejer en la vida, han posibilitado el encuentro de estas dos madres de corazón, allende los mares, comandadas por una hija atrevida que necesita de las historias de sus madres y sus tías, para ir completando su propia historia.

Compartimos además el honor de ser abuelas de una fantástica descendencia con la que disfrutaremos de todos aquellos momentos que la vida nos traiga.

Admirada comadre Miriám solo puedo darte las gracias de corazón y abrirte las puertas de mi casa, como tú lo has hecho con la tuya.